Atacar el deterioro del ADN al envejecer, una nueva diana contra el cáncer
Un equipo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (IDIBELL), liderado por Manel Esteller, ha analizado los glóbulos blancos de un recién nacido y de su bisabuelo centenario, y ha observado que entre dos miembros de una misma familia se producen cambios en el epigenoma, que es el regulador de la actividad de los genes.
"En los extremos de la vida hemos observado que el epigenoma es diferente, lo que significa que la regulación del ADN participa activamente en el envejecimiento", destaca el director del programa de Epigenética y Biología del Cáncer del IDIBELL, Manel Esteller.
Evidentemente no tenemos el elixir de la vida eterna y, de hecho, nadie ha rebasado los 125 años de vidaLos resultados de este estudio internacional han sido coordinados desde el IDIBELL, centro del campus de excelencia internacional Health Universitat de Barcelona Campus (HUBc) que se encuentra entre los cinco mejores institutos de investigación de España, según la clasificación de la Fundación Conocimiento y Desarrollo.
Según Esteller, el nuevo hallazgo servirá en un futuro próximo para analizar qué elementos del epigenoma se dañan con la edad y cuáles son los factores ambientales que más desequilibran el sistema de regulación de la actividad genómica.
Con esa información se podrían crear fármacos capaces de corregir las lesiones epigenéticas y de alargar el tiempo de vida.
"Evidentemente no tenemos el elixir de la vida eterna y, de hecho, nadie ha rebasado los 125 años de vida, pero ahora sabemos que la epigenética tiene un papel clave al determinar el tiempo de vida de nuestra especie", destaca el científico catalán.
El genoma de todas las células del cuerpo humano, con independencia de su aspecto y función, es idéntico e invariable; sin embargo las marcas epigenéticas, que son las señales químicas que lo regulan, son específicas de cada tejido humano, varían con el paso del tiempo y se pueden corregir.
La investigación del IDIBELL, publicada esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), describe por primera vez cómo ese conjunto de marcas epigenéticas, que actúan como interruptores que encienden o apagan genes, se va distorsionando con la edad, dando expresión a genes inapropiados e inhibiendo algunos protectores.
El envejecimiento y el tabaco, claves en la aparición del cáncer
Junto con el tabaco, uno de los principales factores de la aparición del cáncer es el envejecimiento, así que conocer los mecanismos epigenéticos que se producen al hacerse mayor se perfila como una nueva vía para atacar el cáncer.
El hallazgo servirá para determinar con más exactitud la edad biológica de un individuo, que puede ser diferente a los años de vida"A medida que uno se hace viejo las distorsiones epigenéticas que aparecen son similares a los cambios epigenéticos del proceso del cáncer, hay una relación causal", ha destacado Esteller, que es un referente internacional en epigenética con una extensa carrera investigadora en EE UU y el Reino Unido.
El hallazgo servirá para determinar con más exactitud la edad biológica de un individuo, que puede ser diferente a los años de vida, y para detectar a tiempo las alteraciones epigenéticas que incrementan el riesgo de padecer cáncer.
"Por hábitos tóxicos, una persona puede tener 25 años pero tener un epigenoma de 70 años y es importante analizar qué factores han provocado esas lesiones epigenéticas para poderlas reparar a tiempo", destaca Esteller.
El científico espera que su investigación se pueda traducir también en terapias con niños que, por un problema congénito, nacen con la edad biológica de un anciano y tienen una esperanza de vida muy corta (síndrome de progeria).
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Silvia Moreno Díaz SMDPosicionamientosWeb