Claves para iniciarnos en el sexo tántrico



Por: Dr. Ezequiel López Peralta

El sexo tántrico es un tema enigmático, que genera mucho interés en los últimos tiempos. De hecho en “Simplemente sexo” le dedicamos un programa, y tuvimos muchos correos electrónicos felicitándonos por la información brindada y la claridad de nuestro invitado, el Especialista en Estudios Orientales Miguel Marlaire.
Los latinos tendemos a una cultura cuantitativa del sexo, que pone en un lugar prioritario al rendimiento sexual -especialmente del varón-, aunque también la carga recae sobre la mujer. En este contexto, muchas personas utilizan la sabiduría tántrica para incrementar su “score” sexual, especialmente en lo referido a la cantidad de orgasmos y a los tiempos del coito. Nada más lejos de la filosofía de quienes practican el Tantra. Para ellos la sexualidad no es una descarga de la excitación sexual, sino más bien un encuentro que nos proporciona energía que luego utilizaremos para fines espirituales. El goce compartido es entonces el puente para alcanzar puntos más elevados de desarrollo espiritual, acercándonos así a estados divinos o el “Samadhi”.
Si vamos a introducirnos en la práctica del sexo tántrico, entonces tenemos que comenzar por cambiar de mirada: pensar a la sexualidad desde otra perspectiva, como un viaje en el cual no pensamos solamente en el destino sino que disfrutamos paso a paso del recorrido. Es necesario aprender a postergar la urgencia del orgasmo para que no domine a la escena sexual. Y precisamos, desde ya, a una pareja en sintonía con este objetivo.

Luego de estas consideraciones, veamos algunas pautas para adentrarnos en el mundo del sexo tántrico:

• Tenemos que estar dispuestos a vivir una experiencia diferente en la cual el placer no esté enfocado en el orgasmo sino en el disfrute de los sentidos.
• Para eso vamos a dedicar no menos de cuatro encuentros a explorar diferentes sensaciones sin llegar al coito ni al orgasmo. ¿Cómo realizamos esos encuentros?
• Comenzamos preparando el ambiente, poniéndolo agradable en lo referente a temperatura, música, sábanas suaves, aromas, bebidas y por supuesto privacidad.
• Acondicionamos nuestro cuerpo con un buen baño, peinado, depilación o afeitada.
• Llegado el momento del encuentro, nos dedicaremos a contemplarnos de cerca, fijamente, hasta que el deseo se vaya encendiendo.
• Empujadas por el deseo, las caricias serán el paso siguiente y es bien importante que se den sin prisa, de menor a mayor, y en una primera etapa sin involucrar a los genitales. Mientras que damos o recibimos las caricias centrémonos en el momento, en las sensaciones de placer, sin preocuparnos por lo que sigue.
• El encuentro siguiente seguirá ese orden pero además incorporaremos caricias genitales leves.
• En la tercera “jornada erótica” agregaremos un ingrediente particularmente excitante: el beso en las diferentes partes del cuerpo.
• Para un cuarto encuentro, si respetamos los pasos anteriores, seremos capaces de practicar un coito controlado, dominando el ritmo y la postura de modo tal de no acelerarnos. El control de la respiración y la contracción de los músculos del perineo en el varón le permitirán postergar el momento de la eyaculación.

Extraido de h&h


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